Los sentidos se despiden de sus Dioses: tus dedos, mis voces ante su encuentro, que se apartan del camino a encontrar nuevos templos.
Ni siendo mi cuerpo tu religión logramos mantener este culto eterno a la piel que tanto amamos.
Destejer entonces tus sonrisas de mi vientre y tus letargos de mi espalda hacen misión nueva mi existencia:
Rehacer mis dedos lejos de recuerdo alguno del calor de tu boca en el acto ;
Destocar el cielo alcanzado entre tus brazos con el borde de mis labios, besando estrellas desarmadas por el pulso de tu pecho.
Renunciar a tu sabor para encontrar en otra piel un nuevo calibre de locura por el tiempo suficiente armar para nuevos recuerdos que olvidar
No hay comentarios:
Publicar un comentario