lunes, 16 de mayo de 2011

Fugacidad y recurrencia

Recorre tu dedo mi espalda, como recorre la lágrima la mejilla desnuda -no llevan ropa los rostros de los que lloran. Los viste la lágrima, la tela de la emoción –

Recorre tu dedo mi espalda, como recorre la lágrima la mejilla desnuda – sin retorno, sin temores. Pasa como pasa el viento la caricia marcada es y dejará de ser al mismo tiempo –

Y continúas hasta donde revira la piel en mi cuerpo, levantando olas con mis huesos, como las piedras del fondo haciendo olas en el Orinoco.

Narrarte no me acontece como lo hacen tus manos contando sus hazañas. Aconteces y te vas, conforme el aliento de la vida, haciéndote suspiro y momento, u objeto del oficio del cuenta cuentos, el cuento y sus mil circunstancias viviendo.

Así acontezco contigo, siendo la piel bajo tu dedo, y pasando como pasa la lágrima sobre la mejilla, siendo la piel bajo tu dedo, siendo piel, aun después de ti, no la misma, pero siendo ... siendo así otra circunstancia en otro cuento, o algún día la caricia y no la piel bajo ella