domingo, 15 de agosto de 2010

El nuevo síndrome de PETER PAN

Anoche tuve una pesadilla, porque cualquiera que sueñe con Estaban tiene que levantarse revisando a ver si no hay mostros bajo la cama. No sé, pensándolo bien, creo que es más producto del hecho de que soy una de “las mujeres de Almodóvar” (evocando el título de “MUJERES AL BORDE DEL UN ATAQUE DE NERVIOS” para quienes necesiten explicación). El caso es que soñé que Esteban llevaba una malla verde con un sombrerito de duende y le pedía a Cilia Flores, que usaba una peluca anaranjada y una dormilona con pantaleta de repollito morada, que por favor le cosiera la sombra a la suela de la media, a lo que Cilia le respondía: -Pero Presidente, si la sombra no se le ha perdido. –Si, pero ni de vaina la dejo suelta, no sea que también se escape. Me levanté y prendí la luz y mi primera reacción fue revisar el vaso de agua que me tomé antes de dormir; les juro que lo olí pensando que tenía algún tipo de ácidos; estuve en mi patio en la tarde y saque algunas malas hierbas de donde tengo los condimentos frescos con los que cocino y salí corriendo a revisarlos a ver si no había algún hongo alucinógeno que no había visto. No, no había. Terminé concluyendo que no era una cuestión de ácidos, era sólo mi cerebro que me reprodujo de una muy “asquerosa” forma lo que creo debe estar pensando Esteban en este momento. Mi abuelo decía: “Si quieres ser político, debes practicar todos los días: trágate un sapo vivo todas la mañanas, cuando puedas hacerlo sin arrugar la cara entonces estarás listo”; sabias palabras las de mi abuelo, no sé si en algún momento tuvo la certeza de que la política en Venezuela podría llegar a ser mas asquerosa que la idea de tragarse un sapo vivo, pues creo que la discrepancia entre ésta época y la suya es que antes se comían sapos pero ahora comen mierda sin ser locos (disculpen lo escatológico). Yo particularmente, sé que no sería capaz de hacer el trabajo que hacen hoy día los políticos si tuviera que ponerme sus zapatos. Existe en la actualidad una realidad que no puede ser tapada con un dedo pues sería como pretender encontrarle lógica a la risa de Izarra. Yo desayuno “sapos” por otras razones, y un tipo de sapo distinto al que refería mi abuelo, pero siempre arrugo la cara; confieso también que en algún momento los besé, pero no en busca de la experiencia del estadista (en uso purista de la definición del político claro está) sino en mi época de idiota, y mientras lo hice, no sólo arrugue la cara, sino que me produjo una gastritis del carajo (mis disculpas a las chicas que aún creen que pueden convertir sapos en príncipes, cada quien tiene derecho a decidir cómo invertir sus besos), y estoy bastante segura que nunca he probado un sapo en mi vida (de esos verdes y con ancas quiero decir), mucho menos he comido mierda, por eso limito mis opiniones políticas, pues mi formación de abogado idealista y existencialista (a mucha honra) me impide ponerme los zapatos de los que hablaba al principio y que no me salgan cayos; pero no significa que limite mi opinión. Son muchos los hechos que han ocurrido en “este país, mi país, tu país…” (recordando la letra de Chelique Sanabria), entre los que se encuentran casos tan emblemáticos como el de Pudreval, las Farc, los presos políticos, Franklin Brito, etc. Sinceramente, no resto importancia a ninguno de los temas que nombré anteriormente ni a ninguno de los temas que no nombro pero que sabemos están, y aunque todos me tocan la fibra, el tema de PUDREVAL y lo que ha ocurrido con posterioridad al hallazgo de los "containers", me parece es una de las muestras más claras de la “calaña” de gente que forma el gobierno que actualmente nos dirige, y con toda sinceridad creo explican el por qué todos los otros temas existen y son tratados como son tratados. No puede ni podrá nunca tener este gobierno mejor estandarte que los "containers" de pudreval, por todas las razones que hacen de este gobierno lo que es. Dudo mucho que aún quede alguien que piense que los responsables de situaciones de esas características puedan llegar a deslindarse de los planes propios del gobierno que nos dirige. Sólo hay que atar cabos, una operación que estoy segura han hecho muchos venezolanos: compraron la comida a punto de vencerse, dejaron que se pudriera, expropiaron a los principales distribuidores y automercados del país, ordenaron reempacarlos e intentaron sacarlos a la venta. Yo particularmente no creo que todo sea coincidencia. ¿Qué puede decirse sobre eso que no sea que estamos gobernados por genocidas?. Al ser esto así, comienza a tener sentido todo lo que ha ocurrido en el país, no es azar las FARC, es entendible que sea risible la muerte de miles de venezolanos producto de la delincuencia, y no es inconsciencia que no se discuta en la Asamblea Nacional el caso de PUDREVAL, o que no se dé solución a un asunto que puede producir la muerte o daños graves e irreversibles a la vida de un individuo que reclama justicia y al que tildan de loco. Si esto así, ante la visión de un país que está tratando por todos los medios de no dejarse tapar los ojos, ante la lucha constante de quienes se han visto atacados y afectados diariamente por los psicópatas reempacadores de comida, no es extraño que en la verruga de Esteban, hayan dudas sobre quienes lo acompañen de aquí a seis (06) semanas y quiera coserse la sombra a la plantilla de la media, porque ni siquiera a la suela del zapato no sea que se descosa y salga volando en el camastrón. Más aún, es lógico que el temor aumente si tenemos en cuenta que Estaban se aferra ciegamente a las superticiones de más baja luz, en argot del mundo espiritista, ante los recientes fallecimientos de algunos de los principales ejecutores de los atentados en contra de la vida del venezolano; no dudo que esté pensando que la “pelona anda cerca”. No sé, yo también tengo mis toques de neurosis, como lo he dicho en otras oportunidades, de lo único que estoy segura, es que hay que votar el 26 de septiembre, con el conocimiento certero de que no va a ser la solución de nuestros problemas de manera inmediata, pues, en mi humilde opinión, hace dos años y medio, Venezuela era recuperable en un tiempo prudencial y relativamente corto; hoy día, quien sabe cuánto lleve, de lo que si estoy segura es que va a ser el triple del tiempo que nos hubiese costado hace un par de años y medio, pero mientras más tiempo pase, peor, y por algún lado hay que comenzar…. Saludos, y nos vemos en el espejo…